Mariano Graneros Junco nació el 5 de enero de 1771 en La Paz (Bolivia), hijo de Manuel Graneros y de Josefa Junco ó Funco, ésta de origen “Aimara”.
Era conocido como "Challatejeta" (arena retobada) por su baja estatura y gordura.
Entre 1802 y 1807 ejerce los cargos de alguacil y carcelero, además de poseer un café y billar en la esquina de la calle de La Merced donde se reunían los independentistas, a cuyo partido se unió tempranamente.
El 17 de junio de 1802 se casa con Manuela Pagadora, siendo testigo de su matrimonio don Ramón Riberot. Tienen cuatro hijos: María Agustina (nacida en 1802), Liberata (nacida en 1806) y Jerónima, que nacida en julio de 1809 fue apadrinada por Pedro Domingo Murillo, hijo del cura Ciriaco Murillo.
El 12 de julio de 1809 se reúnen en la casa del cura Sebastián de Figueroa, Mariano Graneros, Melchor Jiménez “el pichitanga”, Hilarión Landaeta, Julián Gálvez, Juan Cordero y otros muchos y se decide dar el golpe el 16 de julio durante la procesión de la virgen del Carmen. Allí fue encargado junto a Melchor Jiménez para sondear a los soldados del batallón de guardia. En la fecha prevista el batallón de milicias al mando de su segundo jefe Juan Pedro de Indaburu copó el cuartel de veteranos mientras la población se volcaba a la plaza.
Tras la revolución, fue nombrado capitán de la primera compañía de Granaderos teniendo como segundo al teniente Hipólito Landaeta. Declarada el 18 de julio la guerra a Puno, el 24 de septiembre partió con sus fuerzas hacia Tiahuanaco bajo el mando de Juan Bautista Sagárnaga.
Tras la dispersión de las tropas rebeldes el 25 de octubre en los Altos de Chacaltaya a manos de Jose Manuel de Goyeneche, Mariano Graneros se retiró hacia las Yungas. Con el grado de comandante participó de los combates finales en Chicaloma e Irupana, el 11 de noviembre de 1809.
Consiguió huir pero en el Alto de Pampahasi fue sorprendido y detenido por una partida al mando de Miguel Chávez, tras lo que fue conducido encadenado a La Paz el 4 de noviembre.
El fiscal Pedro López Segovia tomó su declaración el 8 de noviembre de 1809. Firmó su confesión el 6 de enero de 1810 y fue condenado a muerte. Esa noche fue conducido al Seminario, se le comunicó la sentencia y fue puesto en capilla. El día 29 de enero fue ahorcado junto con Juan Antonio Figueroa, Basilio Catacora, Apolinar Jaén, Buenaventura Bueno, Juan Bautista Sagárnaga, Melchor Jiménez, Gregorio García Lanza y Pedro Domingo Murillo, quien pasa a la historia por la famosa frase “la tea que dejo encendida, nadie la podrá apagar, viva la libertad”. A las seis de la tarde descolgaron sus restos, que fueron sepultados en el atrio del Templo del Carmen.
Es considerado el sexto protomártir de la independencia de Bolivia. Cada 16 de julio se celebra la independencia, cuya lucha llevó 15 años desde 1809 y de 102 líderes que lucharon contra la corona española, solo 9 sobrevivieron a la independencia de Bolivia en 1825.
Una calle de la ciudad de La Paz lleva hoy el nombre de Mariano Graneros.
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